La visión en el recién nacido es aún inmadura y pasa por un proceso de desarrollo gradual en los primeros meses de vida. Al nacer, los bebés pueden ver, pero su visión es borrosa y limitada, con una agudeza visual aproximada de 20/400. Esto significa que solo pueden enfocar objetos a una distancia cercana, generalmente entre 20 y 30 cm, que es la distancia ideal para ver el rostro de la madre o el pecho durante la lactancia

Los recién nacidos son sensibles a la luz, pero no distinguen colores de manera plena; inicialmente perciben tonos de blanco, negro y gris, y gradualmente comienzan a identificar colores brillantes a medida que sus ojos y cerebros se desarrollan. En los primeros meses, la coordinación entre los ojos y el cerebro mejora, permitiendo que el bebé siga objetos en movimiento y, eventualmente, enfoque y distinga más detalles. Este proceso de maduración visual continúa hasta los 3-4 años, cuando se alcanza una visión más clara y definida.